Thai Cooking Experience

 

Viajar! Comer!  Asia! Cocina! Picante! Disrupción! Ácido! Diversión! Disfrute!

 

Hace unas tres semanas un amigo me llamó para hacerme una proposición indecente… Mi cara era la del emoticono del whatsapp con los ojos como platos, pero tenía un tufillo de sonrisa picarona y mucho entusiasmo. Estás preparada mas que de sobra, me dijo. Y en mi cabeza resonó: ‘Es un gazpacho de varias de mis pasiones!! Tengo que hacerlo!’

El jueves pasado impartí un seminario de Nutrición y Cocina Thailandesa a los alumnos de 3º de la Escuela de Hosteleria de Sevilla. Mi autoimpuesta misión es lo que he sentido al ver el capítulo de El Xef esta noche, quería transmitirles las emociones que viví en mi viaje a Thailandia, vehiculadas por el comer. Desde Bangkok al Golden Triangle… la diversidad de alimentos, lo impactante de sus sabores, la bestialidad del fuego para su seguridad alimentaria, el enganche sin fin al picante, al ácido, al olor anisado del sweet basil o a los productos fermentados.

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Vivir y morir viajando a culturas distintas, comer lo que haya y en los sitios donde comen los de allí! Meterte en todas las cocinas que te dejen y embriagarte de sus mil sonrisas.

Entre fotos y vídeos de mercados locales, hicimos un paseo para explicar el embudo alimentario de occidente en contraposición a la gran diversidad vegetal del país asiático, lo que me condujo a adentrarme en el mundo del microbioma, del butirato, de la inmunidad… Hablamos de los pétalos del mangostán para conocer cuántos gajos tendrá el fruto sin ni siquiera abrirlo, sus caras me recuerdan otra vez a ese emoticono.

Con una sopa picante de gambas para desayunar, quién necesita cafeína?! Con este plato que se hace muy rápido pero que está lleno de sorpresas para el olfato y el gusto, nos adentramos en los fogones. La estrella de la mañana fue el Larb Muang Moo, con el que aprendimos que eso de que ‘del cerdo se aprovechan hasta los andares’ hace ya tiempo que aquí no lo ponemos en práctica, y que no solo te puedes marcar un platazo sino que puede ser parte de una cocina rica en el mineral del que hay mas déficit (el hierro) y además está tirado de precio. Tanto es así, que la casquería que lleva se quema en las matanzas porque nadie la quiere!

 

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A pesar de lo complicado de encontrar todos los ingredientes pero sobretodo teniendo en cuenta mis enormes limitaciones en la cocina, viajamos entre hierbas, nutrición comunitaria, brasas, tradiciones milenarias y muchas ganas de pasarlo bien.

Ya estoy deseando repetir la experiencia… y el próximo viaje!       

 

María Eugenia González

@EuNutricion

 

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